Supongo que es la luz, siempre es la luz. De repente el cielo se vuelve azul metálico y se cae, el mundo muerto aparece, a plomo, las calles solitarias de las afueras se vuelven más solitarias, los pocos seres que quedan van de un lado a otro con la mente en modo automático y el mundo muerto lo va empapando todo.
Belleza siniestra el caminar a solas mientras la luz migrañosa se va convirtiendo en tormenta, la pesadez se acerca poco a poco, las calles se quedan vacías como si hubiese caído una bomba y te encuentras callejeando solo buscando las pistas y las imágenes del mundo muerto.
Aunque siempre acaba aclarando. La luz tormentosa deja paso al color del arcoiris, todo un regalo para una ruta que comenzó con sol, pasó por el oscuro color eléctrico de la tormenta y se cierra con el color por partida doble. Como el ciclo vital de muchos días en este mundo muerto lleno de vida.
Estas son las fotos de un recorrido en busca de las piezas de Mon Mort, Sabek, Taltoys, Lolo, Dingo, Astronaut y Ruina por lo que viene a ser una radial callejera desde Embajadores hasta el parque de Tierno Galván, un gustazo de ruta llena de vida a pesar de que el mundo parece muerto:
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¡Nos vemos por las calles!
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