Llegan casi sin enterarte, aunque los intuyes y ya los ves venir, atraviesas el umbral y ya está, de repente los silencios, el tiempo detenido, nada, no hay nada. Las paredes inertes, los objetos mudos. Silencios. Escuchas con más calma, por si acaso los sonidos familiares no se hubiesen marchado. Nada. Sigues escuchando más concentrado. A veces, como en una alucinación, lo oyes y vuelves la vista, nada, imaginaciones. Los sonidos a lo lejos ahora te parecen tan cerca, algunos te engañan haciéndose pasar por conocidos. Silencios. Nada.
Te acabas acostumbrando, deambulas por el tiempo detenido, observas, intuyes, aprendes a distinguir los nuevos sonidos de los de la memoria, ya no vuelves la cabeza cuando crujen las tablas, no te sobresaltas cuando maúlla un gato lejano, el sonido del viento no te asusta, te acostumbras a caminar por los silencios.
Hasta que te das cuenta que el tiempo no se ha detenido, no, el tiempo sigue y no parará por nadie, nunca. Nos pasaremos la vida intentando atrapar el ahora. No, no se ha detenido, jamás lo hará, lo que pasa es que ya no está, se ha ido, casi de repente, y te ha dejado su eco, ese que has escuchado apagarse y ahora se repite en tu cabeza una y otra vez, solo puedes seguir y desear que descanse.
Estas son las fotos de la última visita a la fábrica detenida en el tiempo, Santiago de Compostela, Nómada, No3l y colegas. Desde los silencios que ha dejado Minie, descansa y llama cuando llegues.
Más fotos en mi flickr: https://www.flickr.com/search?user_id=72764087%40N00&sort=relevance&text=silencios%20fabrica
Nos seguimos viendo por las calles!
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